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¡Érase una vez!

¿Quién es Lorena Villarreal?

Me gustaría platicarles un poco de todo lo que yo he pasado a lo largo de mi vida, y como llegué a éste punto en el que me encuentro compartiendo con personas de todo el mundo ésta hermosa información de amor transformadora y mágica.

Me gustaría platicarles
un poco de todo lo que yo
he pasado a lo largo de
mi vida, y como llegué a
éste punto en el que me
encuentro compartiendo
con personas de todo el
mundo ésta hermosa
información de amor
transformadora y mágica.

Los primeros 20 años de mi vida fueron muy abundantes en todos sentidos y transcurrieron con mucha armonía y felicidad.  Papás muy respetuosos y comprometidos, una familia grande, solidaria y divertida.  Amigas de toda una vida.  Todo parecía tan fácil. 

Me caso muy joven de 20 años y ya con dos hijos (el menor apenas con un año de vida) enferma mi esposo de una enfermedad que se veía incurable.  Todo se empezó a complicar tremendamente hasta que murió en menos de un año dejándome con tan solo 26 años y dos niños que sacar adelante prácticamente bebés. Fue un matrimonio que no duró más de 6 años.

Sin embargo, como yo era muy joven no tardé en casarme de nuevo y tener dos hijos más.  No habían pasado más de 4 años en éste nuevo matrimonio cuando de nuevo llega la enfermedad a la familia.  En ésta ocasión una esclerosis múltiple en mi esposo que se fue complicando de una manera tremenda hasta convertirse en una situación insostenible.

La carga fue muy pesada tanto para mí como para mis hijos que buscábamos la manera de darnos la mano para salir adelante.  Finalmente muere también dejándome viuda de nuevo con 43 años y cuatro hijos que criar y sostener.

Estoy resumiendo en pocas palabras lo que fueron años largos y pesados.  Realmente lo que busco es que me conozcan un poco y explicarles lo que me llevó hasta donde me encuentro en éste momento.

Me costaba mucho trabajo comprender la vida y todo lo que me sucedía.  Veía personas con vidas tan resueltas y sencillas y sin embargo a mí todo me costaba mucho trabajo.  La vida me ponía todo muy difícil, y me empecé a cuestionar de qué se trataba.  ¿Por qué?  ¿Qué había detrás de todo lo que yo no comprendía?  ¿Cuál era el propósito?

Tiempo después entro en contacto de manera aparentemente muy casual con la información de Escuela de Magia del Amor del maestro Gerardo Schmedling y por fin empecé a comprender.  Por fin las piezas de mi rompecabezas mental empezaban a encontrar su lugar. 

Comprendí que todos estamos sumergidos dentro de un proceso que se llama evolución, que consiste en ir aprendiendo.  En ir creciendo y perfeccionándonos hasta que de poco a poco nos vayamos convirtiendo en seres pacíficos y armónicos y podamos ascender hasta llegar a nuestro Padre. 

Comprendí que la casualidad no existe, ni la buena o la mala suerte, y mucho menos la injusticia, sino que todo es parte de un plan perfecto diseñado por las más altas inteligencias del universo, con un propósito pedagógico.

Comprendí que existen leyes que rigen todo cuanto existe y sucede y que no hay nada que se salga de un orden universal.  Que si a alguien le sucede algo no es casual o por mala suerte, sino porque se hizo correspondiente con eso ya que lo requiere para su aprendizaje.

Comprendí que la lucha es innecesaria y que produce muy malos resultados.  Que hay mucha más sabiduría en aceptar y fluir con la vida que en estar luchando para cambiarla a lo que a mí me gustaría.

Y sobre todo, descubrí un gran secreto que es el que me tiene a mí viviendo ahora en total paz y armonía.  En un gozo profundo y constante desde que me despierto hasta que me vuelvo a dormir, haciendo lo que tanto disfruto hacer que compartir ésta maravillosa información, y apoyar a los alumnos a transformarse en seres de amor.

¿A qué me refiero cuando hablo de transformarnos en seres de amor? ¿Quién es un ser de amor?

Ya sabe asumir su vida y no culpa a nada ni a nadie de lo que siente o de los resultados que ha obtenido en su vida. Ya dejó el papel de víctima. Ese es un ser de amor.  

Comprende el orden del universo, y sabe que como parte del aprender, el ser humano requiere cometer errores, para extraer la comprensión, y no los juzga, ni los critica, ni los condena.  Y mucho menos entra en conflicto con ellos. 

Asume su error y aprende de él.  Y respeta los errores de los demás sin interferir.  Comprende que son necesarios y valiosos porque son los que nos generan el aprendizaje.

Un ser de amor es alguien que ya aprendió. Ya se ha transformado a sí mismo y se relaciona con su entorno solamente desde principios que son del amor.  Es decir, desde un respeto total a todo ser vivo y a sus experiencias. 

Desde una aceptación absoluta a cualquier idea, costumbre o comportamiento.  Así no esté de acuerdo con lo que el otro hace, un ser de amor lo acepta tal cual es, y no entra en conflicto con nada.  Es decir, es alguien que no juzga, no critica y no agrede ni en lo más sutil.

Un ser de amor sabe que nunca un ser humano puede dañar o lastimar a otro, sino que cada uno se daña a sí mismo interpretando negativamente los errores que los demás cometen.

Sabe valorar todo lo que en su vida hay, porque comprende que siempre todo es perfecto, y que detrás de todo lo que existe y sucede, hay propósito de amor del Padre.

Te quiero decir que mi compromiso y mi amor es para ti y que agradezco profundamente que me permitas caminar contigo por éste hermoso camino de desarrollo espiritual.  Que me permitas ser parte de tu transformación.

Lorena Villarreal